1895. Se libró una breve pero muy
sangrienta guerra civil, que debe ser vista como preludio de la inmensa
conflagración de 1899-1902, ‘Guerra de los Mil Días’.
Una vez creada la Constitución de 1886, se esperaba
la pacificación total del país. A pesar del movimiento político de la
Regeneración y su constitución que expresa una alianza entre todas las clases
de gobierno compartido, se fortalecieron las intrigas políticas. La medidas
tomadas por el gobierno de la regeneración no fueron bien recibidas por todos
los sectores del país. En especial, por los liberales que, además de estar
excluidos de la burocracia, se disminuía su poder clientelista. La
‘regeneración’ respondió a las peticiones de puestos de los liberales con el
destierro, la cárcel, la censura de prensa y el marginamiento. La situación se
tornó más delicada porque con la regeneración salieron funcionarios liberales
que trabajaban con el gobierno. Otro sector del liberalismo estaba descontento
porque la Constitución de 1886 le quitó el poder burocrático sobre las regiones. Fuera de eso, los
liberales sólo tenían un representante para el senado y otro para la cámara en
el período de 1892-1896. También, dentro del conservatismo se presentó una
división entre los ‘nacionales’ o ‘mermeladas’ seguidores del gobierno y los ‘históricos’,
opuesto al gobierno porque los excluyó del gobierno. Además, el partido
conservador había prometido a los comerciantes la protección del mercado y su
respaldo económico ‘subsidios’ y a los hacendados su apoyo a la conservación y
adquisición de más tierras.
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