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1839-1841 Guerra de los Supremos o de los Conventos

Guerra de los Supremos o  de los Conventos 1839-41. Horrenda.  Tuvo su origen en San Juan de Pasto, Nariño, en junio 30 de 1839, cuando el clero  se oponía a la ley del Congreso de la República de disolver los conventos con menos de 8 frailes, pese a que esta orden contaba con el apoyo del arzobispo de Bogotá. En la ‘Batalla de Buesaco’ el alzamiento fue sofocado 2 meses después, pero se recrudeció cuando varios caudillos regionales que pretendían reivindicaciones políticas  y económicas, se alzaron contra el gobierno central. Por poder político, entiéndase, burocracia, hoy mermelada.
         Los Supremos. En su proclama de guerra, decía defender la religión y un sistema federal para la República. Estos caudillos fueron: Reyes Patria en Tunja, Juan A. Gutiérrez en Cartagena, Salvador Córdoba en Antioquia, José María Vesga en Mariquita, Tolima, Manuel Gonzales en El Socorro, Francisco Carmona en Santa Marta. Cada uno se denominaba Comandante Supremo de su propio ejército, de ahí el nombre de ‘Guerra de los Supremos’
Por
Martin PerezLa guerra de los supremos fue un conflicto armado que tuvo lugar en Nueva Granada, actual Colombia, entre los años 1839 y 1842. Según los historiadores, fue la primera guerra civil desde la independencia del territorio, apenas solo unos pocos años después de la disolución de la Gran Colombia.
El conflicto enfrentó al gobierno central, presidido por José Antonio Márquez, y a diversos caudillos regionales. Estos se autodenominaban “supremos”, lo que dio nombre a la guerra. Los más importantes fueron Obando, Francisco Carmona y Salvador Córdoba.
Campañas de la Guerra de los Supremos. Fuente: Shadowxfox [CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)], a través de Wikimedia Commons
La razón esgrimida para comenzar el conflicto fue la aplicación de una ley promulgada años antes y que, incluso, se encontraba entre las aprobadas en el Congreso de Cúcuta. Esta ley ordenaba el cierre de los monasterios que tuvieran menos de 8 miembros, algo que provocó el levantamiento de los sectores más conservadores.
Sin embargo, la guerra de los supremos se convirtió en un enfrentamiento entre las distintas facciones existentes en el país ya desde las guerras de independencia. Enfrentó, así, a partidarios de la federación con los centralistas. La victoria fue de estos últimos, que plasmaron su idea centralista en la Constitución promulgada en 1843.

Antecedentes

La Gran Colombia ideada por Simón Bolívar se había disuelto en unos pocos años. Nueva Granada, uno de los estados resultantes de esa división, no había logrado estabilizar su situación política. Muchos de sus problemas venían arrastrándose desde las mismas guerras de independencia.
Desde su propia creación, existían tensiones entre las diferentes corrientes ideológicas: conservadores y liberales, federales y centralistas, religiosos o laicos…
A pesar de eso, los enfrentamientos armados habían sido poco importantes. Sin embargo, todas esas tensiones acabaron desembocando en una guerra civil sangrienta, la de los Supremos, la primera de la Colombia independiente.

Pugna entre federalistas y centralistas

Desde los años de lucha por la independencia, existían dos corrientes principales acerca de la manera de organizar el país. Por una parte, los partidarios de un estado federal y, por otra, los que preferían uno centralizado. Después de la disolución de la Gran Colombia, el enfrentamiento continuaba.
A pesar de la llegada a la presidencia de Santander, ambos bandos seguían pugnando por hacer valer sus posiciones. Además, la disputa se había ampliado a la ideología, ya que los centralistas eran conservadores, mientras que los federalistas eran liberales, ya fuera moderados o radicales.
Esto quedaba reflejado también en la sociedad. Normalmente, comerciantes y profesionales liberales solían ser progresistas. Por el contrario, los terratenientes, miembros del clero y militares pertenecían al sector conservador.

Medidas contra la Iglesia católica

Ya en el Congreso de Cúcuta, en el que se creó la Gran Colombia, los diputados habían promulgado leyes que limitaban el poder de la Iglesia. Entre ellas, el fin de la Inquisición y el cierre de los monasterios con menos de 8 habitantes.
A pesar de eso, la Iglesia conservaba un gran apoyo popular y siguió siendo un actor fundamental en la política del país.

José Ignacio de Márquez

Los candidatos para las elecciones presidenciales de 1837 fueron José María Obando, liberal y propuesto por Santander, y José Ignacio Márquez, también liberal pero más moderado. A pesar de que el primero era favorito, Márquez logró el triunfo. Esto causó mucho descontento entre los partidarios de Santander.
De esta forma, los progresistas se convirtieron en el primer partido de la oposición. En ese momento, a ellos se sumó la Sociedad Católica, ya que consideraba que Márquez era más antirreligioso que Obando.
A los pocos meses de la formación del gobierno, el presidente tuvo que sustituir a los santanderistas que quedaban en su equipo. En su lugar nombró a dos antiguos bolivarianos, Pedro Alcántara Herrán y Tomás Cipriano de Mosquera.
Pocos días después, los partidarios de Santander, y por lo tanto de Obando, publicaron en su periódico unos artículos reviviendo la llama del federalismo. Los dirigentes afines de algunas provincias comenzaron a pedir una reforma constitucional en ese sentido.

Rebelión de los conventillos

Cuando Márquez trató de hacer cumplir la ley sobre los monasterios menores, la población y la iglesia de Pasto reaccionó violentamente. Así, se produjo un motín durante se asaltaron las guarniciones militares de la zona.
Ese levantamiento, que tuvo lugar en julio de 1839, es conocido como la rebelión de los conventillos y anunciaba la guerra que vendría después.

Causas

La causa que desató el conflicto fue, como se señalaba anteriormente, la ley que pretendía disolver los conventos que tuvieran menos de 8 frailes.
Pronto, sin embargo, esa motivación se mezcló con las demandas federalistas de los Supremos, los caudillos regionales que lideraron el bando antigubernamental. El nombre proviene de que cada caudillo se denominaba Comandante Supremo de su ejército.
Esos caudillos fueron Reyes Patria en Tunja, Juan A. Gutiérrez en Cartagena, Salvador Córdoba en Antioquia, José María Vesga en Mariquita, Tolima, Manuel González en El Socorro y Francisco Carmona en Santa Marta.
Según los expertos, el motivo religioso no fue más que la excusa para que esos caudillos se alzaran en armas. Buena parte de sus partidarios eran terratenientes y dueños de esclavos. Por ello, consideraban que la política liberal del gobierno podía perjudicar sus intereses.
La guerra se extendió muy pronto. La población de Nueva Granada estaba muy insatisfecha y no respondió a los intentos de negociación de Márquez.

Cierre de los conventos

La ley de cierre de conventos tenía ya ocho años cuando el gobierno de Márquez ordenó aplicarla. Tan solo afectaba a los monasterios menores, con menos de 8 frailes. Además, contaba con el apoyo del arzobispo de Bogotá.
De acuerdo a la ley, que iba a afectar a la zona de Pasto, la venta de los bienes obtenidos tras el cierre de los conventos se destinaría a las organizaciones educativas, muchas de ellas religiosas.
Sin embargo, la medida encontró la oposición del padre Francisco de la Villota y Barrera, superior del Oratorio de San Felipe Neri. El pueblo de Pasto enseguida se puso del lado del religioso.
La rebelión que estalló fue apoyada por José María Obando. Este se declaró Supremo Director de la guerra y obtuvo el respaldo de la guerrilla del Patía, dirigida por Juan Gregorio Sarria.

Fragmentación del poder

La fragmentación territorial y, por lo tanto, de poder, había sido permanente desde la independencia de Nueva Granada. Ya Simón Bolívar, al creasre la Gran Colombia, señaló la necesidad de concentrar el poder y debilitar a los caudillos regionales.
Antes de la guerra de los Supremos, la situación no había cambiado. Los caudillos regionales aprovecharon la excusa religiosa para levantarse contra el gobierno central. Pretendían con ello aumentar su poder, debilitando a los centralistas.

Desarrollo

Shadowxfox [CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)], from Wikimedia Commons
Tras los primeros levantamientos armados en Pasto, el gobernador Antonio José Chávez intentó llegar a un acuerdo con los rebeldes. El presidente Márquez, no respaldó la negociación y envió al general Alcántara de Herrán a acabar con la rebelión.
Antes de responder militarmente, ofreció a los insurrectos el indulto. La respuesta fue negativa y declararon su intención de proclamar un estado federal y de independizarse de Bogotá.

Envío de más tropas

El gobierno decidió entonces enviar más tropas. Al mando de esta nombró al general Mosquera, secretario de Guerra y Marina.
Los sublevados continuaron con sus ataques. Mosquera y Alcántara Herrán pidieron ayuda al presidente de Ecuador, que respondió enviando 2000 soldados a Nueva Granada.

Juicio a Obando

La victoria de Herrán sobre los sublevados de Pasto en la batalla de Buesaco, desarrollada el 31 de agosto de 1839, hizo pensar a los progubernamentales que la revuelta había sido derrotada. Durante la persecución de los rebeldes huidos, los soldados detuvieron a José Eraso, un antiguo partidario de Obando.
Este ex guerrillero era famoso porque Sucre había dormido en su casa la noche anterior a su asesinato, producido en 1830. Eraso era una especie de doble agente, ya que se decía partidario del gobierno a la vez que informaba a los rebeldes sobre los movimientos de las tropas gubernamentales.
Al ser capturado, Eraso pensó que su detención se debía a su participación en el asesinato de Sucre y confesó ser su autor. Lo que complicó la situación fue que señaló a José María Obando como autor intelectual del crimen. Un juez de Pasto dictó una orden de captura contra Obando, entonces el candidato con más opciones para las siguientes elecciones.
Obando, al enterarse, se dirigió a Pasto con el objetivo de entregarse y afrontar el juicio. Los historiadores dudan si todo fue un montaje de Márquez para acabar con las opciones presidenciales de su rival o si realmente era culpable.

Levantamiento de Obando

Aunque al principio estaba dispuesto a someterse a juicio, Obando cambió de opinión en enero de 1840. El general, al sentirse excluido de las decisiones del gobierno y acusado de la muerte de Sucre, se levantó en armas en Cauca y Pasto. Allí, se proclamó Supremo director de la guerra y afirmó que se rebelaba para defender la religión y el federalismo.
La rebelión de Obando contagió pronto a algunos caudillos regionales que se consideraban perjudicados por el centralismo del gobierno de Bogotá. Durante los meses siguientes, se repitieron insurrecciones armadas comandadas por líderes regionales, los denominados Supremos.
Estos caudillos atacaron a las tropas gubernamentales en diversos lugares. Como Obando, afirmaron hacerlo por los ocurrido con los monasterios en Pasto. Además, el apoyo de las tropas de Ecuador a la causa del gobierno solo aumentó los partidarios de los insurrectos.
La situación del Presidente Márquez se convirtió en insostenible. La prensa lo atacaba de manera despiadada. La muerte de Francisco de Paula Santander, jefe de los liberales, hizo que la tensión creciera. Finalmente, Márquez se vio obligado a renunciar al poder.

Domingo Caicedo

De manera provisional, Márquez fue sustituido por el general Domingo Caicedo. Este trató de calmar a los partidarios de cada bando, sin obtener ningún éxito. Los seguidores de Santander pedían cambios en la administración y las revueltas siguieron produciéndose en varias provincias.
Para finales de 1840, el gobierno había perdido buena parte del territorio. Solo Bogotá, Neiva, Buenaventura y Chocó seguían prestándole apoyo, frente a 19 provincias rebeldes.
El momento que pudo cambiar el resultado final de la guerra se produjo cuando el Supremo de la provincia de Socorro estuvo a punto de tomar Bogotá con sus 2500 hombres. La capital estaba prácticamente sin defensas y solo la intervención del héroe de la independencia Juan José Neira consiguió detener la ofensiva.
En esos momentos, el gobierno confió todas sus fuerzas militares a los generales Pedro Alcántara Herrán y Tomás Cipriano de Mosquera. A ellos se unieron los antiguos bolivarianos y los liberales moderados.

Nuevo Presidente

Shadowxfox [CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)], from Wikimedia Commons
En marzo de 1841 acabó el periodo presidencial de Márquez. El elegido para ocupar el cargo fue Alcántara de Herrán, quien en un principio rechazó el nombramiento. Sin embargo, su renuncia no fue aceptada por el Congreso.
El nuevo gobierno reorganizó sus tropas para tratar de acabar con los Supremos. Para ello, dividió el ejército en cuatro divisiones. La primera, al mando de Mosquera, fue destinada al Cauca y fue la que protagonizó las victorias más importantes de la guerra.

Derrotas de Obando

Tras meses de guerra, Mosquera había conseguido derrotar completamente a Obando. La reacción de este fue tratar de huir a Perú y solicitar asilo político.
Alcántara Herrán se puso al frente de las tropas para dirigirse al norte del país. Su primer objetivo fue tomar Ocaña, lo que consiguió el 8 de septiembre de 1841. Después, recuperó Puerto Nacional y las ciudades cercanas.

Fin de la guerra

La derrota en Ocaña, además de las acaecidas en otras regiones, hicieron que la guerra estuviera decidida a favor del gobierno central. Los Supremos se entregaron a la justicia y reconocieron la autoridad de Bogotá.
De manera oficial, los historiadores fechan el final de la Guerra de los Supremos el día 29 de enero de 1842. Una semana después, el Presidente Alcántara Herrán amnistió a todos los involucrados en el conflicto.

Consecuencias

Los expertos señalan varias consecuencias directas de la guerra civil en Nueva Granada. La primera, el enfrentamiento entre los caudillos provinciales y el poder central, sin que ninguno de los bandos tuviera la fuerza suficiente para imponerse totalmente. Esta situación continuó produciéndose durante muchos años.
Otra de las consecuencias fue la formación de dos corrientes políticas muy definidas. Por una parte, el santanderismo, que acabaría dando origen al Partido Liberal. Por otra, la corriente bolivariana, de ideología conservadora. A esta última tendencia se unió la Iglesia católica, muy poderosa en el país.
Por último, la Guerra de los Supremos generó muchos odios y ánimos de venganza, poniendo las bases para nuevos conflictos.

Periodo de presidentes militares

Tras la decepcionante presidencia de Márquez, el país no volvió a contar con un mandatario civil hasta 1857. Todos los presidentes durante ese periodo fueron militares.

Constitución neogranadina de 1843

Al finalizar la guerra, el gobierno comenzó a trabajar en una nueva constitución que pudiera evitar nuevos enfrentamientos. El resultado fue la Constitución Política de la República de Nueva Granada de 1843, vigente hasta 1853.
Esta Carta Magna fortalecía el poder presidencial. El objetivo era dotarlo de mecanismos suficientes para poder mantener el orden en todo el territorio y disminuir la influencia de los caudillos regionales.
El centralismo se impuso como sistema de organización del país, eliminando autonomía a las provincias.

Referencias

  1. Gutiérrez Cely, Eugenio. Márquez y la guerra de los supremos. Obtenido de banrepcultural.org
  2. Grupo de investigación Paz/Conflicto. Guerra de los Supremos. Obtenido de colombiasiglo19
  3. Centro de Capacitación Internet. La Guerra de los Supremos y la formación de los partidos políticos. Obtenido de docencia.udea.edu.co
  4. Encyclopedia of Latin American History and Culture. War Of The Supremes. Obtenido de encyclopedia.com
  5.  The Editors of Encyclopaedia Britannica. José María Obando. Obtenido de britannica.com
  6. Bushnell, David. The Making of Modern Colombia: A Nation in Spite of Itself. Recuperado de books.google.es
  7. Kline, Harvey F. Historical Dictionary of Colombia. Recuperado de books.google.es
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