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7ª 1984 Tranquilandia. Villacoca. Pascualandia

7ª 1984 Tranquilandia. Villacoca. Pascualandia. Gigantesca zona industrial de Complejos Cocaleros. En marzo 11 de 1984, la Policía encontró el mayor centro de procesamiento de cocaína del mundo  en todos los tiempos  en los llanos del Yarí, márgenes del río Yarí, entre Meta, Caquetá y Putumayo.  Ubicado en una vasta porción de tierra selvática que producían y transportaban hacía el mercado internacional grandes cantidades de cocaína, en Tranquilandia 9 laboratorios, en ‘Villacoca’ 15 pequeños, en Pascualandia 4, que producían 18 toneladas de coca semanal, repletos de precursores químicos para elaborar la droga, sofisticados equipos de comunicación y decenas de plantas eléctricas, 8 pistas de aterrizaje clandestinas, se decomisó 15 toneladas de pasta de coca y 3 toneladas de droga procesada, avaluadas en us1.200 millones. Tras feroz resistencia escaparon unas 100 personas por el río Yarí, cuyas aguas se “volvieron blancas” cuando se deshicieron de la cocaína; muchos de ellos murieron en su desbandada buscando llegar incluso hasta Leticia atravesando la selva.
Además, inmovilizó las avionetas Cessna HK 3064, HK 3007, matriculadas en Colombia, N 3271 y YV 1085 P, matriculadas en el exterior.  También, un helicóptero Huges 500, de matrícula colombiana HK 2704 X que era de Aerofotos Amórtegui Ltda., un negocio de toma de fotos aéreas del que el padre de un presidente, fue socio hasta su muerte, en junio de 1983, nueve meses antes de la operación contra el narcotráfico.
Tras la acción policial en abril 9 de 1984, el ministro de Justicia, Lara  pidió al director de la Aeronáutica Civil de la época, antioqueño, cancelar los permisos de operación y aeronavegabilidad y revocar los certificados de carencia de narcotráfico de estupefacientes de esas aeronaves y de otras 37.Con base en esa decisión, en julio 16 de 1984 las naves fueron entregadas a la Policía. Pero, tan solo en el papel.
El jefe de la Dirección Nacional de Estupefacientes, Gabriel Merchán, 19 años después, asegura que su dependencia nunca tuvo la posesión física de las aeronaves incautadas en ‘Tranquilandia’.  Dice que no puede responder por su paradero y que la última referencia que tuvo de 3 de ellas, HK 3064, HK 3007 y HK 2704 X, fue que un fiscal sin rostro ordenó devolverlas en 1995 a sus propietarios.     De las dos con matrícula estadounidense no hay rastro alguno. Habrá que preguntarles a las Fuerzas Armadas dónde están las 5 aeronaves incautadas en la operación Yarí.
El director de la Policía, general Luis Ernesto Gilibert, dice que su institución está tratando de establecer el paradero del helicóptero.
La devolución de las aeronaves. Ordena en noviembre 14 de 1995. La razón, reza la providencia, no existía pronunciamiento de autoridad judicial que ameritara continuar con la investigación y, por eso, se precluyó.   Un fiscal sin rostro ordenó a Estupefacientes y a la Aerocivil regresarlas a sus propietarios. La HK 3064 pertenecía en ese entonces a Aviopartes Buitrago y Compañía Ltda., la HK 3007, a Sociedad Sinuana de Transporte Aéreo Costa Ltda. El helicóptero HK 2704X, a Aerofotos Amórtegui.
Ni Aviopartes ni Sinuana aparecen registradas en las Cámaras de Comercio. Tampoco, en los directorios telefónicos del país. Incluso, un informe del CTI da cuenta de que la dirección registrada por Aviopartes Buitrago, en Cali, nunca fue ubicada.
Aerocivil dijo que no estaba en capacidad de devolverlas porque no tenía competencia y porque las aeronaves nunca le fueron entregadas.
Pese a la decisión de la Fiscalía, hasta hoy no hay evidencia de que sus propietarios se hayan interesado en recuperarlas.
El helicóptero Huges   HK   2704   X.   Aparece letra de cambio, con recibo de pago. Inclusive escritura de entrega. La licencia de operación para ese helicóptero fue tramitada en un solo día en la Aerocivil y que dicha gestión requería entre 15 y 20 días,  al día siguiente de su importación el 27 de octubre de 1981. Con respecto al helicóptero, en febrero 6 de 1984, un mes antes de la operación Yarí, el hermano de un presidente, entregó el aparato a Pedro Fidel Agudelo Chávez, en pago de una letra por $25 millones de pesos firmada por el padre de un presidente y vencida en noviembre 10 de 1983. Así consta en documento firmado por las partes, en el que Agudelo se declara a paz y salvo de la deuda, con intereses incluidos.
Carlos Amórtegui, socio del padre de un presidente en Aerofotos Amórtegui, aceptó ceder sus derechos sobre la nave y, a cambio, se quedó con el total de las acciones de Aerofotos Amórtegui Ltda.   El traspaso nunca se pudo hacer efectivo, pues 32 días después de la cesión, cayó en ‘Tranquilandia’.   En varias ocasiones, Amórtegui envió cartas a la Aerocivil explicando la cesión del Huges.
Incluso, en noviembre 29 de 1985 Amórtegui firmó un documento en la Notaría 15 de Medellín en el que formaliza la entrega de la aeronave, a manera de compraventa. En dicha escritura se deja constancia de que esta fue vendida por la sociedad a Agudelo Chávez por $12.955.900 y que este, además, le dio poder a un hombre identificado como Sigifredo Cardona Cardona para que lo representara en la transacción.
Amórtegui, que hoy vive en usa, asegura que no recuerda bien los hechos. No obstante, afirma que nunca tuvo ningún requerimiento judicial en torno a la incautación del helicóptero, al que le perdió la pista luego de que fuera entregado a la Policía.
En mayo 1 de 1986 un helicóptero con las mismas características y similar matrícula cayó con cocaína en un céntrico sector de Medellín. Un periódico local público: ’El helicóptero de matrícula HK 2704 es de propiedad de la firma Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda.’."

         Las preguntas que surgen de este episodio es quién fue el responsable de que la investigación precluyera y si Estupefacientes y la Aerocivil no saben dónde están las aeronaves de ‘Tranquilandia’, quién responde por su paradero.

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