“EEUU ya no puede considerarse una democracia, ya que las decisiones políticas no se toman de acuerdo con la voluntad de la mayoría de sus ciudadanos, sino únicamente para promover los intereses de la élite económica y los grupos organizados”, destaca la investigación elaborada por la Universidad de Princeton.
El estudio pone de relieve que las élites económicas y los grupos organizados que buscan sólo sus intereses, tienen una influencia substancial sobre la política de la Casa Blanca mientras los ciudadanos comunes tienen poco o ninguna influencia sobre la política del país.
Martín Gilens, de la Universidad de Princeton, y Benjamin I. Page, de la Universidad Northwestern, alegan que las élites económicas son las que con más frecuencia ven reflejada su voluntad en las políticas de la nación que tantas veces ha sido vista como referente mundial de la democracia.
“Un ejemplo son las respuestas de los gobiernos de los presidentes George W. Bush y Barack Obama frente a la Gran Recesión: las instituciones financieras pudieron en gran medida evadir responsabilidades, la regulación financiera fue débil mientras que la clase media y los pobres no han podido recuperar el terreno perdido a pesar de que las corporaciones lo han recuperado notoriamente”, añade el investigador.
Gilens y Page concluyen que, aunque los estadounidenses disfrutan de muchas características centrales de la democracia, como elecciones regulares y libertad de expresión y asociación, En realidad la formulación de políticas está dominada por organizaciones empresariales de alto alcance y por un pequeño número de estadounidenses ricos.
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