Este es el pensamiento dominante
entre la mayoría de los partidos de izquierda y los sindicatos, que
han visto mermada su fuerza en los últimos treinta años. Uno de los argumentos
que sostienen amplios sectores de las izquierdas es que los estados están
perdiendo soberanía, siendo sustituidos por entidades llamadas multinacionales
(las famosas empresas financieras o industriales) que se han convertido en las
unidades que dirigen la actividad económica mundial. Según esta teoría, los
estados –enfrentados a estas multinacionales– tienen cada vez menos poder. De
ahí que se concluya que la globalización de la actividad financiera y económica
ha debilitado enormemente a las izquierdas, puesto que el área de intervención
de las izquierdas se ha basado tradicionalmente en su acción sobre los estados.
De esta interpretación de la
realidad se deriva la estrategia de establecer instituciones públicas
supranacionales –como la Unión Europea (UE)– que puedan enfrentarse, de igual a
igual, con las multinacionales. La idea de que haya “más y más Europa”, término
utilizado por las familias políticas que favorecen el desarrollo de unos
Estados Unidos de Europa, surge de esta lectura de lo que está ocurriendo. De
esta manera, la UE protegerá a los estados frente a aquellas entidades
financieras y económicas globalizadas. Este es el pensamiento dominante entre
la mayoría de los partidos de izquierda y los sindicatos, que han visto mermada
su fuerza en los últimos treinta años. Y los medios están llenos de artículos
que subrayan y lamentan el impacto negativo de la globalización de la actividad
económica en las izquierdas. Este argumento tiene varios puntos vulnerables que
no resisten a la evidencia empírica existente. Veamos los datos.
1º Globalización. Por extraño que parezca, la economía mundial
está hoy menos globalizada de lo que lo estaba a principios del siglo XX. Se ha
escrito extensamente sobre ello. Hay libros rigurosos y bien documentados que
han mostrado esta realidad. La llamada “globalización” es menos nueva de lo que
se dice.
2º Estados del Bienestar. Hoy, los países escandinavos están entre los
países más globalizados del mundo debido a su escaso tamaño y sus economías
están plenamente integradas en él. La suma de sus exportaciones e importaciones
alcanza unos de los porcentajes mayores sobre el PIB conocidos en los países de
la OCDE. Y, sin embargo, sus salarios y su protección social, y
sus Estados del Bienestar están entre los más elevados del mundo. Según las
teorías de la globalización, que asumen que tal globalización imposibilita
realizar políticas redistributivas y progresivas, estos países tendrían que
estar en un estado de desesperación, tal como lo están los países periféricos o
llamados PIGS en la UE. Pues bien, no lo están. Y ello debido al gran peso que
el movimiento obrero ha tenido y continúa teniendo sobre sus estados. Los
estados continúan siendo la pieza clave para entender nuestra realidad. Y la
fuerza social que más los influencia es la determinante de las políticas
públicas que se realizan. La pobreza de los salarios, de la protección social y
del Estado del Bienestar en los países periféricos –incluyendo España– tienen
poco que ver con la globalización y mucho que ver con el enorme dominio de las
fuerzas conservadoras han tenido históricamente sobre sus estados.
3º Empresas Transnacionales. Las mal llamadas multinacionales no son multinacionales, es decir, no son propiedad de varias naciones. La General Motors es una empresa estadounidense, Telefónica es una empresa española, y el Banco de Santander es una empresa española. Todas las empresas multinacionales están en varios países. Su sistema de producción y distribución está en múltiples naciones. Pero ello no las hace multinacionales. Es decir, no son propiedad de varias naciones, como el nombre de multinacional implica. En realidad son empresas transnacionales. Para entender el comportamiento de General Motors hay que entender la relación entre esta empresa y el estado federal de EEUU. Un tanto igual ocurre con Telefónica o el Banco Santander. Para entender su comportamiento hay que ver su relación con el estado español. Y ello ocurre independientemente de los cambios de propiedad de su accionariado. Los principales directores de la sede central son del país donde está ubicada. Y cuando un conflicto ocurre entre transnacionales, los que se sientan para arreglar el conflicto son los Estados donde dichas empresas están ubicadas. La evidencia es robusta en este sentido.
3º Empresas Transnacionales. Las mal llamadas multinacionales no son multinacionales, es decir, no son propiedad de varias naciones. La General Motors es una empresa estadounidense, Telefónica es una empresa española, y el Banco de Santander es una empresa española. Todas las empresas multinacionales están en varios países. Su sistema de producción y distribución está en múltiples naciones. Pero ello no las hace multinacionales. Es decir, no son propiedad de varias naciones, como el nombre de multinacional implica. En realidad son empresas transnacionales. Para entender el comportamiento de General Motors hay que entender la relación entre esta empresa y el estado federal de EEUU. Un tanto igual ocurre con Telefónica o el Banco Santander. Para entender su comportamiento hay que ver su relación con el estado español. Y ello ocurre independientemente de los cambios de propiedad de su accionariado. Los principales directores de la sede central son del país donde está ubicada. Y cuando un conflicto ocurre entre transnacionales, los que se sientan para arreglar el conflicto son los Estados donde dichas empresas están ubicadas. La evidencia es robusta en este sentido.
4º
La caos de que la izquierda este a la defensiva desde los años 80. No
se deben a la globalización, sino a la forma en como esta se construyó, que
depende de la relación de fuerzas existente en cada estado. Un tanto igual
ocurre en cuanto a la Unión Europea y el euro. El diseño de la eurozona
respondió a las coordenadas de poder existentes dentro de cada estado y, muy en
particular, del dominio de partidos conservadores, liberales y socio liberales
en los estados constituyentes de tal comunidad. Ellos son la causa de que la
eurozona esté diseñada para debilitar al mundo del trabajo a favor del mundo
del capital. El conflicto de clases dentro de cada estado juega un papel clave.
Y la alianza europea de las clases dominantes dentro de cada país es la fuerza
determinante que configura las políticas públicas en la Unión Europea y en cada
país miembro.
5º Banco Central. Las políticas que se están realizando hoy en la eurozona no se deben a la globalización del capital financiero, sino a la falta de protección de los estados frente a los mercados financieros, lo cual es consecuencia del diseño que se hizo del sistema de gobernanza del euro. El BCE no es un banco central (ya que, si lo fuera, defendería a los estados frente a la especulación) porque fue diseñado así por los partidos gobernantes de los países que lo crearon.
5º Banco Central. Las políticas que se están realizando hoy en la eurozona no se deben a la globalización del capital financiero, sino a la falta de protección de los estados frente a los mercados financieros, lo cual es consecuencia del diseño que se hizo del sistema de gobernanza del euro. El BCE no es un banco central (ya que, si lo fuera, defendería a los estados frente a la especulación) porque fue diseñado así por los partidos gobernantes de los países que lo crearon.
6º
El sistema imperante es consecuencia de esta alianza de clases.
Cuando los Sres. Zapatero o ahora Rajoy hacían los recortes, por ejemplo,
indicaban que no tenían otra alternativa pues así lo instruía la Troika (el
Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo).
Los datos empíricos muestran, sin embargo, que sí que podían haber hecho y
llevado a cabo otras políticas (ver el libro Hay alternativas. Propuestas para
crear empleo y bienestar en España, de Navarro, Torres y Garzón). En lugar de
congelar las pensiones para conseguir 1.500 millones de euros, el Sr. Zapatero
podría haber eliminado la bajada del impuesto de patrimonio (consiguiendo 2.100
millones) o de sucesiones (2.552 millones) que realizó en su reforma fiscal del
2006. Y Rajoy, en lugar de recortar 6.000 millones de euros en sanidad (que
representa un ataque frontal al sistema nacional de salud) podría haber
eliminado la bajada de impuestos (también incluida en la reforma del 2006) a
las empresas que facturan más de 150 millones de euros al año (que representan
el 0,12% de todas las empresas), consiguiendo 5.300 millones. El
hecho de que escogieran las primeras políticas públicas y no las segundas no
tiene nada que ver con la globalización, sino con el poder de clase. Las
políticas alternativas que cito habrían afectado más a las clases sociales que
tienen más poder que las clases afectadas por las medidas que se tomaron. Todas
las políticas que se están llevando a cabo –en teoría en respuesta a la Troika–
benefician a las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo.
7º
La derecha domina. En todos los países de la eurozona, las
derechas dominan los aparatos de los estados como consecuencia del enorme
colapso de las izquierdas que gobernaban antes. La pregunta clave es, pues, por
qué fracasaron. Y la respuesta es que fracasaron porque llevaron a cabo las
políticas neoliberales. Y para entender esto, no es correcto escudarse en la
globalización y en que no tenían alternativas. Sí que las tenían. Lo que ocurre
es que no las conocían o sentían más identificación social y política con el
capital que con el mundo del trabajo. Es decir, dichos partidos han
evolucionado enormemente, tanto en su composición social como en su
comportamiento. El enorme empobrecimiento de la democracia es consecuencia de
la aplicación de tales políticas que no tenían ningún mandato para realizarlas.
8º
El Estado. Toda la evidencia empírica muestra que los estados juegan
el papel central en configurar las políticas públicas. De ahí que el punto
determinante es la correlación de fuerzas existentes en cada estado. No es
cierto lo que dicen los gobernantes de España (y de Catalunya) que tales
políticas que están imponiendo a las poblaciones (que causan un gran dolor en
las clases populares) se deban a Bruselas, o a Frankfurt, y aquí en Catalunya
añaden Madrid. No. Naturalmente que Bruselas, Frankfurt y Madrid son un
problema. Pero el mayor problema/causa de estas políticas hay que buscarlo en
España y en Catalunya. La externalización de responsabilidades es la constante
excusa de los grupos y clases dominantes. Y mientras, se están aplicando
políticas públicas que las derechas siempre desearon. Y algunas izquierdas ni
se enteran.
9º El problema de grandes sectores de las
izquierdas. Es abandonaron las categorías de análisis, substituyéndolas
por otras, que no explican satisfactoriamente la realidad que nos rodea. Tal
como he señalado en mis trabajos (ver “Capital-Trabajo: El origen de la crisis
actual” en Le Monde Diplomatique, 10/13/07), el conflicto capital- trabajo a
nivel de cada estado es de una enorme importancia para entender el desarrollo
de las políticas públicas tanto a nivel estatal como global. El artículo
citado, que, tras ser aceptado en la sección económica de El País, no fue
aceptado ni publicado en tal rotativo, ha tenido escasa incidencia en el mundo
político español. Su publicación en inglés, sin embargo, generó mayor debate
que en España, siendo otra publicación, en la misma línea, llamada “Capital in
the Twenty-First Century”, del profesor Thomas Piketty, que se
ha convertido en uno de los escritos más influyentes hoy a los dos lados del
Atlántico. En España, cuyo ambiente intelectual y político continúa siendo
profundamente conservador, tal tipo de análisis prácticamente ha desaparecido y
continúa marginado. La transición inmodélica determinó un gran retraso, no solo
político y social, sino también intelectual en nuestro país, y es de lamentar
que esté también afectando a los partidos de izquierda.
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