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Carlos Correa - La res pública 1953

Carlos Correa - La res pública 1953

Grabado en metal, 30 x 34.2 cm

  
Carlos Correa. Realismo y Modernidad
http://tesis.udea.edu.co/bitstream/10495/10784/1/GomezCesar_2019_CarlosRealismoModernidad.pdf

 “Creer en el arte abstracto es tan pueril como pensar en política y economía abstractas. (...) La crítica se ha ensañado conmigo en forma realmente injusta. Parece que después de toda una vida dedicada al arte, solo una ‘maldición’ he cosechado simplemente porque no he querido formar parte de movimientos que mucho tienen de falsos e improvisados.”  Carlos Correa, en entrevista con Gloria Valencia.

   Para 1953, cuando Carlos Correa realiza la serie de grabados titulada “Las trece pesadillas”, el país pasa por una situación de discrepancias ideológicas marcada por la violencia partidista. A la llamada “República Liberal” (1930-1946), ha seguido la restauración conservadora, que desde 1947 fomenta la violencia en los lugares de asentamientos liberales. Con el pretexto de pacificar el país se instaura la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla, que se mantiene hasta 1957, cuando es destituido de su cargo y el país se desangra en una verdadera pesadilla. La res pública es un grabado que pone en escena a los protagonistas de la tragedia. 
   La obra de Carlos Correa se ha caracterizado por constituirse en testimonio de los hechos históricos y sociales del país. El pintor, muy influenciado por la obra de Goya, no deja de compartir el drama humano que el artista español representa en Los caprichos o en Los desastres de la guerra. Correa encuentra en el grabado una forma de expresión que le ofrece recursos dramáticos ideales para interpretar el angustioso momento social y económico que atraviesa el país. Su representación es de tipo expresionista; en el grabado aparece una res muerta (que simboliza la República) siendo devorada por aves carroñeras. Cada una de ellas lleva una máscara que representa a los personajes políticos del país que disfrutan del festín. Es una escena de desgarradora emotividad. La intención política del artista, evidente en su lenguaje directo, satírico y amargo, acarreó una dura reacción de los críticos y el público, que lo acusan por igual de rayar en lo anecdótico y de no trascender al plano de lo simbólico. 
   Para el pintor la tendencia a la abstracción, que representa la vanguardia artística de ese momento, es inconcebible. Él es un artista interesado en la problemática social y que ve en la descomposición de la forma hacia la abstracción el camino de la decadencia capitalista. “Son ‘artistas coloniales’ todos los que pagan tributo al exterior”, explica De Zulategi al reseñarlo (1988, 144); su obra, en contraste, se presenta como un medio formador de conciencia, como un testimonio directo de su tiempo. La influencia de su obra grafica es evidente en los trabajos de los artistas grabadores de la siguiente generación que han sido reconocidos por su intención política y su compromiso con los temas histórico sociales.  Por María Consuelo García

Bibliografía

   Cristancho, Raúl. 1999. “Idiosincrasia y modernismo. La pintura de Pedro Nel Gómez e Ignacio Gómez Jaramillo”, tesis de grado de maestría en Historia de la Arquitectura. Bogotá: Universidad Nacional.
   Fride, Juan. 1945. El pintor colombiano Carlos Correa. Colombia: Ediciones Espiral.
   Medina, Álvaro. 1995. El arte colombiano de los años veinte y treinta. Bogotá: Colcultura.
   Museo de Arte Moderno. 1997. Colombia en el umbral de la a modernidad. Un homenaje a los artistas antioqueños. Bogotá: Museo de Arte Moderno, Gobernación de Antioquia y Suramericana de Seguros.

Citas:

   “La moderna generación pictórica que sigue las pautas de la Escuela de Paris trabaja bajo la batuta de José Gómez Sicre, director de la Sección de artes Visuales de la Unión Panamericana, hace una pintura de dos dimensiones, carente de espaldas a la problemática nacional, a la historia, a la geografía y a las gentes del país.”  Testimonio de Carlos Correa en entrevista con Zuluategi.
   “Carlos Correa sigue siendo un pintor poco conocido, aunque de hecho es uno de los grandes e indiscutibles del siglo XX en Colombia. Pero Correa fue en vida muy combatido por críticos y comentaristas de la prensa bogotana. Esto lo condujo al autoexilio interior llegando incluso en cierta ocasión a abandonar el arte por la literatura. Vendió pocos lienzos, al punto que sus herederos recibieron un legado de cientos de obras, entre las que figuro la premiada y despremiada ‘Anunciación’ hoy en el palacio de la cultura de Medellín.” Álvaro Medina

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