Los artistas colombianos Bibiana Vélez y Cristo Hoyos expresan desde las artes plásticas una reflexión sobre las consecuencias del conflicto armado en su país.
Desatado en los años de 1960, la contienda ha dejado secuelas imborrables, sobre todo en las familias desprotegidas de esa nación suramericana, donde se han agudizado los problemas sociales, económicos, políticos y culturales.
Tantos años de sufrimiento motivan a varios artistas de ese y otros países a plasmar mediante sus obras una visión sobre el conflicto que arroja más de 200 mil muertos hasta la fecha.
Muestra de ello son las exposiciones Ofrenda, de Vélez, y Silencio, de Hoyos, que recorren diferentes escenarios y que hasta hace poco estuvieron en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí.
Es decir, su obra también estuvo – recientemente – en La Habana, sede desde 2012 de las conversaciones de paz entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo.
Ofrenda es un tributo a los caídos de Colombia, y consta de 27 piezas trabajadas en acrílico sobre lienzo, mientras que Silencio propuso 40 coronas confeccionadas con la técnica de Monotipo.
“Cada uno de los cuadros plantean invocaciones a la paz, a propósito del conflicto armado de mi país”, afirmó Vélez, Premio Nacional de Pintura, en diálogo con Prensa Latina.
“Por eso, ofrezco a los caídos estas flores abstractas, que son de las cosas bellas que hay en la vida, explicó esta hija de Cartagena”, cuyas piezas se exponen en varios museos de arte contemporáneo de su país.
“En realidad, la obra que mostré en La Habana no representa el mar, ni las flores, sino que evoca a los mártires”, destacó la pintora, distinguida en 2009 por el Ministerio de Relaciones Exteriores de España, con la mención Mujeres extranjeras destacadas.
A su vez, con Silencio Hoyos ha rendido un homenaje a los muertos colombianos cuyos restos descansan en tumbas precarias, sin escultura y sin mármol, que pueden ser una piedra o un bloque.
“Las víctimas del conflicto no son de estrato alto sino personas del pueblo”, destaca este artista que expuso por primera vez en La Habana.
Al decir del pintor, la mayoría de los sacrificados de su pueblo, Sahagún, son líderes indígenas asesinados tras ser desplazados para apropiarse de sus tierras.
En tal sentido, añade que hace 15 años se interesó en el abordaje estético del tema.
“También hay una estética en la precariedad, pobreza, abandono en la intemperie y en la desolación que tienen los muertos, que no son ni de apellidos, ni de panteones, afirmó.”
Por eso sostiene que seguirá haciendo coronas hasta que termine el proceso para alcanzar la paz en Colombia. (PL)
Por eso sostiene que seguirá haciendo coronas hasta que termine el proceso para alcanzar la paz en Colombia. (PL)
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