La navegación sobre el Río Para el Valle del Cauca el tránsito entre el siglo XIX y el siglo XX representa la esperanza. La esperanza de articularse al mercado mundial mediante el Ferrocarril del Pacífico, en construcción, y la necesidad de responder al anhelo de toda la región por articular todos los lugares entre si y crear un espacio en el que la llegada del ferrocarril fuera el inicio de una nueva era . Al no poseer una comunicación amplia y eficiente que no fuera el camino real que lo atravesaba de norte a sur, una de las opciones más viables fue el aprovechamiento de la vía natural que representaba el río Cauca y para ellos se hizo necesario utilizar el desarrollo tecnológico del siglo XIX que aplicaba la energía de vapor a la navegación. La inquietud por vincular el centro comercial de la región con otros mercados y, simultáneamente, ampliar la cobertura sobre el Valle mismo, fue pensada por empresarios extranjeros que logaron convencer a los hijos de los hacendados vallunos, educados en Europa, de construir empresas de navegación a vapor por el río Cauca. Lograr la navegación del río en toda la extensión del Valle significaba la articulación de pueblos y ciudades . La mayoría de los pueblos se vieron obligados a construir caminos dirigidos al río, aprovechando antiguos pasos coloniales como La Torre, Mediacanoa, Caramanta y Anacaro, que para el siglo XIX realizaban la tarea de unir las dos orillas del río Cauca a través de barcas cautivas o “planchones” que aún funcionaban La NAVEGACIÓN en el RIO CAUCA Alfredo Cardona Tobón. Al constituirse el departamento de Caldas con territorios de Antioquia, Cauca, Tolima y el Chocó, la dirigencia manizaleña vio conveniente establecer puertos sobre los ríos Magdalena y Cauca. En el río Magdalena se fundó a La Dorada y en el Cauca se construyó un embarcadero con el nombre de Puerto Caldas, que no llegó a tener mucha importancia por la cercanía de Cartago. Puerto Caldas se conectó con la vía que unía al Valle del Cauca con Pereira y aunque no fue destino de vapores, allí llegaban numerosas canoas y balsas que sacaban los productos de las haciendas cercanas. Al referirnos al corregimiento de Puerto Caldas es imperioso relacionarlo con el río Cauca: por su nombre que señala el afán caldense de consolidar una identidad y por lo que significa esa arteria fluvial para el desarrollo de la región, pues por allí salió gran parte del café que se exportaba a principios del siglo XX. UNA VIA HACIA EL PROGRESO A través de los siglos los habitantes del Valle del Cauca se comunicaron por el río Cauca en canoas y en balsas de guadua que flotaban a merced de la corriente. A fines del siglo XIX, mientras en otras partes del planeta los barcos a vapor surcaban los grandes ríos, en la región persistían anacrónicos sistemas de navegación, pues pocos dirigentes se habían empeñado en comunicar el Valle del Cauca con el resto del mundo. Personajes extranjeros como el lituano Santiago M. Eder, el cubano Francisco Javier Cisneros y el alemán Carlos H. Simmonds señalaron el rumbo de una región que se convirtió en una de las secciones más prósperas de Colombia: Eder fue el pionero del azúcar y la ganadería, Cisneros inició la construcción del ferrocarril del Pacífico y Simmonds impulsó la navegación a vapor en el río Cauca. Carlos H. Simmonds fue uno de esos europeos aclimatados en el trópico que amó a Colombia como a su propia patria. Nació en Eisenach, Alemania, en enero de 1825; a la edad de veinte años llegó a las Antillas y de allí pasó a la Nueva Granada donde desarrolló diversas actividades en Cartagena y Santa Marta con tal resonancia en el medio, que llegó a decirse que había sido el comerciante más activo, emprendedor y liberal que tuvo la costa Atlántica. Negocios osados lo llevaron a la quiebra y lo condujeron a Lima donde se recuperó económicamente con las exportaciones de corozos de tagua. En 1880 Simmonds aparece en Popayán y luego lo vemos en Cali, como representante exclusivo de la famosa “Emulsión de Scott” que se vendía como pan caliente. Simmonds, de ojos azules, bigote y complexión robusta poseía en altísimo grado espíritu de empresa, capacidad de trabajo y alma aventurera. Su presencia en Cali fue tan notoria que un viajero europeo describió la población como una localidad con un rio largo, una iglesia grande y un míster de apellido Simmonds. En el siglo XIX por el río Cauca se transportaba sal marina, cacao, azúcar y maíz con costos enormes de exportación pues el ferrocarril se atascó mucho tiempo en la Estación Córdoba y por el Cauca solo circulaban canoas y bajaban balsas empujadas por la corriente. Para acercar a los vallecaucanos y las nuevas colonias paisas al mar, Simmonds convocó a su alrededor las voluntades y los capitales de los personajes más importantes de la época para constituir una compañía de navegación a vapor en el Cauca, en tanto apoyaba a la empresa bugueña denominada “ Sociedad de Navegación por el río Cauca.” CONTRA TODOS LOS OBSTÁCULOS Los bugueños contrataron a un ingeniero italiano para que trajera un casco y el armazón de un barco de vapor desde un astillero de California; después de realizar la proeza de llevar las partes del buque a Buenaventura y transportarlas en mulas y a lomo de peones por la trocha del Dagua, se ensambló el buque “Caldas” en el puerto de Media Canoa. El 4 de febrero de 1884 se puso en servicio el vapor, pero por inexperiencia o por falta de conocimientos del ingeniero, la caldera explotó en el primer viaje y la nave se hundió en las aguas del río Cauca. Después de la guerra de 1885 y una etapa de indecisión ante lo ocurrido con el “Caldas”, Carlos Simmonds continuó el proyecto con el respaldo de varios empresarios caucanos. Esta vez encargaron al astillero Yarrow & Co de Liverpool la construcción de un buque “a la medida del río Cauca”, es decir de acuerdo con las características estudiadas por el ingeniero Francisco Javier Cisneros, entre el Paso del Comercio en Cali y el sitio de Anacaro en Cartago. Los meses pasaban y de Europa llegaban de tanto en tanto las noticias del vapor que surcaría las aguas vallecaucanas; pero estalló un conflicto en Egipto y las autoridades inglesas echaron mano al vapor “Cauca” y lo integraron a las fuerzas del general Worlerley que operaban en las aguas del Nilo. Con este contratiempo que retardaba los planes se tuvo que esperar la construcción de un nuevo vapor, cuyas partes llegaron en cajas al puerto Colón en Panamá. Con la energía que lo caracterizaba Simmonds levantó una gran ramada en el Paso del Comercio y allí empezaron a llegar las partes del barco, después de recorrer durante meses caminos fragosos y bordear abruptos precipicios con pérdidas de vidas humanas y de numerosas bestias. El 29 de febrero de 1880 el vapor “Cauca” estuvo listo para navegar; a las once de la mañana zarpó de Tiacuante y se deslizó hasta un muelle de Buga cuyos habitantes se trasladaron al puerto y lo recibieron en medio de vítores y aclamaciones Fue un magno acontecimiento. EL FIN DE LA JORNADA El vapor “Cauca” navegó hasta el 23 de julio de 1896. Fueron 16 años de servicio que terminaron en el punto “Bumbum” abajo del Paso de Buga. El barco zozobró y se hundió lentamente. Las arenas cubrieron el casco y no hubo manera de recuperarlo. En honor a Herr Simmonds la gente siguió llamando Puerto Simmonds al Paso del Comercio. El notable alemán, impulsor de la navegación a vapor, ganadero, mecánico, comerciante y empresario tuvo, al igual que el vapor “Cauca” un final trágico. Fue asesinado en 1895 por un estadounidense trastornado que le disparó tres tiros. La 'Compañía de Navegación del río Cauca' tenía en 1916 los vapores: 1. “Cabal”, “Ricaurte” y “Sucre” de 59 toneladas de capacidad cada uno, 2. Mientras la Empresa de vapores “Pinzón y Cía” mantenía en flote el “Cali” de 75 toneladas, el ” Ceilán” y el “Danubio” de 70 toneladas, el buque “Palomas” de 110, el “Santander” de 46 y el “San Julián” de 33 toneladas. En el apogeo de la navegación en el río Cauca, en la primera década del siglo XX, navegaban además de los barcos señalados, 3. El lujoso vapor de pasajeros “Mercedes” de 200 toneladas, el “Armenia” de 80 toneladas y el “Calarcá” de 50 toneladas pertenecientes a Alfonso Vallejo, 4. El “Pereira” de 69 toneladas de “Garcés Patiño y Cía” y 5. “el Valle” de 32 toneladas de la “Cía Marina del río Cauca” La navegación a vapor cambió el destino del Valle del Cauca, obligó a los alcaldes a construir caminos hasta el río y a establecer bodegas para la carga, fue el motor de la caficultura de la región y el medio más expedito de la comunicación del Valle y de Caldas. La navegación declinó a partir de 1923 cuando el ferrocarril llegó a Cartago y la crisis se consolidó con la carretera Central del Valle |
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